Libros

Libros. Ese conjunto de hojas, cerrado por dos tapas, pero únicamente acotado por la imaginación del lector. Esa fantástica actividad que es sostener un libro, leer cautelosamente cada una de sus palabras y pasar cada una de sus páginas sintiendo el áspero roce del papel.

Para mí, uno de los mayores placeres de la vida es disfrutar de un buen libro cuando no tienes absolutamente nada que hacer. Y he ahí el problema. Últimamente, me he ido fijando en el mundo cada vez más (será que me estoy volviendo persona, quien sabe). Cuando voy por la calle de camino a la universidad, me doy cuenta de que nadie está haciendo nada, todos o escuchan música, o juegan a algún juego en el móvil, o hablan por whatsapp. Y ya no solo por la calle, llegas a clase y exactamente lo mismo, y no escuchan música  porque no se les habrá ocurrido cómo. Es como si esos aparatos infernales a los que llamamos teléfonos hubieran absorbido toda nuestra parte humana y solo nos hubieran dejado los pulgares.

El mundo está cambiando y no todo es para bien, la evolución de los medios de comunicación está haciendo que demos prioridad a un juego, a responder a un mensaje, a escribir un tweet antes que quedar con una persona, o simplemente al hecho de no ser depedientes de nada para poder tener todo por hacer, como leer un buen libro. Todo este circo termina girando muchas veces sobre el gran arte de aparentar ser el mejor, tener lo más caro o más nuevo, lo que echa mejores fotos para, al final, únicamente utilizarlo para hacerselas a los apuntes que no has tomado en clase, ya que te la habías pasado jugando. Todo termina cerrando un círculo de consumismo tecnológico; en el que se olvida que una parte de la tecnología no es tan necesaria como creemos, o nos hacen creer.

Mientras todos se dediquen a seguir ocupándose en vivir ocupados, yo intentaré desocuparme, a hacer cosas por desinterés, no por interés a una recompensa social ilícita. Pero, sobre todo, intentaré desocuparme para ocuparme leyendo.

Un comentario sobre “Libros

  1. Excelente reflexión. Estoy completamente de acuerdo con lo que planteas. En el mundo tecnificado en el que vivimos, del que no dejan de salir «expertos» que nos dicen hasta cómo debemos hacer amigos, leer un libro o mantener relaciones sexuales placenteras, hay una ocupación creciente en tareas que, lejos de enriquecernos, potenciarnos, nos agotan, nos dejan exhaustos, nos embotan, nos vacían. Como planteas, la responsabilidad al final recae en uno mismo, y es por eso por lo que es tan importante que nos atrevamos a vivir desconectados, aunque sea temporalmente, máxime cuando además existen poderosas fuerzas (políticas, económicas…) a las que tanto les interesa saturanos de información. Sólo desde la desconexión puede crecer la semilla que todos llevamos dentro. De nuevo, enhorabuena por la entrada y a seguir leyendo. Al respecto, una recomendación: En el enjambre, de Byung Chul-Han (te gustará) Saludos. David

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